miércoles, 8 de julio de 2009

Náufragos con cara y nombre


Hoy que amanecemos con la resaca del homenaje a Michael Jackson, leo en el periódico que un viejo amigo, Magec Montesdeoca, acaba de presentar un libro sobre los miles de hombres, mujeres y niños que dejan su vida en el mar en la búsqueda de un futuro mejor, y parece que a nadie le importa. No hay paparazzi, ni homenajes, ni canciones para estos negros-negros, orgullosos de serlo, que intentan llegar a las costas europeas para trabajar y enviar dinero a sus familias.

Magec ha hecho las fotos de este libro-reportaje, escrito por el freelance José Naranjo, que reconstruye la vida y los anhelos de los 160 náufragos de una embarcación que naufragó tratando de alcanzar Canarias el 23 de abril de 2007. Se titula "Los invisibles de Kolda", el nombre de la localidad de Casamance (Senegal) de la que procedían todos los ocupantes de la trágica barca.

Naranjo tiene un blog muy recomendable en el que recoge noticias y publicaciones sobre los miles y miles de africanos que emprenden la aventura de su vida para acercarse a nosotros, los "occidentales", y de los que nosotros no queremos saber nada. Menos aún de su tragedia, ni en su casa, ni en el trayecto... ni cuando consiguen llegar a Europa.

Muchas gracias José y Magec.

3 comentarios:

Ruth dijo...

Si, yo también quiero darles las gracias. Qué pena no haberme enterado con tiempo de la presentación del libro, me hubiese gustado asistir y, quizá, encontrarme con Kilian Magec...

Arancha Mareca dijo...

Sin embargo, cuando se leen los comentarios de cualquier noticia relacionada con inmigrantes, hay siempre una gran cantidad dedicada a expresar a voz en grito el deseo de que se vayan... o de que no vengan. Con indignación, con rabia y, en la mayoría de los casos, con desprecio. A muchos les parece normal y previsible el hundimiento de una patera. Me pregunto por qué lo mismo provoca reacciones tan opuestas. Disculpad la perogrullez del comentario, pero me pregunto de qué estamos hechos y si será posible un lugar de encuentro.

Deseo lo mejor para este libro y sus autores.

Lía Viguria dijo...

Pues es una desgracia. Aunque la mayor de todas: el que tengan que dejar a los suyos y lo suyo. Porque les han llegado a sus oídos..., perdonad: falacias. Aquí se encontrarán -si llegan- en el 4° mundo.
Desde mi punto de vista la solución la intuimos todos: colaborar en un desarrollo sostenible de sus propios países. El reto: que nosotros nos dejemos de imperialismos paternalistas, incluso rapaces. No menor desafío: que ellos quieran tomar las riendas de su propio destino en serio, se dejen de luchas tribales y no sucumban a nuestro indirecto corrupcionismo.

O sea, no es cuestión de que no salgan, ni de que no lleguen, ni de hacerlos regresar con las mismas. La raíz del problema está en su lugar de origen: ¿por qué lo dejan? Porque es pobre. ¿Por qué es pobre? Porque nuestro voraz colonialismo en dos siglos no ha sido capaz de desprenderse del aprovechamiento egoísta de sus fuentes de riqueza.
Total: lean Uds. Caritas in veritate. Es posible, con los pies en la tierra y sin idealismos ideológicos hacer algo. El presupuesto: cambiar nuestra actitud, de egoísta a 'compartionista'.
Existe además bibliografía no sospechosa de mezclar las cosas divinas con las humanas a porrillo.
Los jefes de estado reunidos en l'Aquila hace pocas semanas lo saben. Pues...