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Cuenta la historia de Pap Ndiaye, mi primer maestro de djembe. Por entonces llevaba poco tiempo en Madrid, y había dejado a sus dos mujeres y varios hijos en su pueblo natal, Louga, famoso por las sagas de griots y bailarines, como los Ndiaye. Los tres hermanos, Pap, Mass y Ass, tocaban con su grupo Djanbutu Thiossane en el Suristán, la sala Caracol y otros locales del circuito “africanista”.
Pap nos organizó un viaje a mí y a mis amigos. Nada más llegar el pueblo nos recibió con una fiesta sabar, con esos bailes locos de las mujeres.
Casi un mes estuvimos en su casa, conviviendo con todo el clan, comiendo del mismo plato...
Comenzó por recordar a los eurodiputados su responsabilidad, no sólo ante la ciudadanía europea, sino hacia todos los pueblos. "Sueño, como todos los latinoamericanos, con que vuestro ejemplo sea contagioso y que también nosotros, en la unión de nuestros pueblos, podamos un día reunirnos en un Parlamento de América Latina, a imagen del vuestro, para encontrar en el diálogo y el respeto las claves de un destino común que queremos grande y generoso para nuestro continente".
Agradeció al hemiciclo su esfuerzo por lograr su liberación, el apoyo a su familia durante el cautiverio y confesó que seguía sus debates en la radio que sus captores le dejaban escuchar. Pero también recordó, leyendo sus nombres, a quienes siguen cautivos, y animó a los políticos a ser más valientes: "Si pudiéramos comprender la dimensión exacta del efecto de nuestras palabras, quizás entonces seríamos más atrevidos, más audaces, más exigentes en nuestra reflexión para aliviar el sufrimiento de quienes necesitan de nuestro combate. Las víctimas de lo arbitrario conocen lo que se dice aquí hoy, asumen el peso de su sufrimiento y dan un sentido a su lucha".
"Ustedes -les decía a los eurodiputados- siempre han recordado sus nombres y la situación de cada uno. Ustedes han impedido que sus verdugos se atrincheraran en el olvido de sus crímenes. Ustedes no han aceptado que disfrazaran de doctrina, de ideología o de religión el horror al que someten a sus víctimas".