En España, la periodista -y amiga- Silvia Gamo acaba de publicar un libro que explica de manera sencilla y didáctica los orígenes y efectos de la crisis, con algunas recetas para sobrellevarla mejor. Por ejemplo algo tan fácil como no crearse falsas necesidades y valorar los placeres sencillos de la vida. Este libro recomienda capear la tormenta con optimismo y reinventarse profesionalmente.
Gabriella Kessler, una participante franco-americana del TN2020, nos anima a ponerle un punto de humor a la crisis en su blog Recessioned. Me ha gustado sobre todo el artículo de Camille Solal, que indaga en el sentido etimológico de la palabra "crisis" para sacarle todo su jugo. Para Camille, esta es una gran oportunidad para potenciar nuestra humanidad... sobre todo en Europa y Estados Unidos.
3 comentarios:
Viki, nos encanta tu blog. Interesante, profesional, anima a la reflexión. Enhorabuena!
Desde Guadalajara, un beso
Más vale reir que llorar. Es sano y desestresa. Claro que no rellena las arcas, pero nos facilita la adaptación a una nueva circunstancia; o sea, adquirimos flexibilidad. Y con ello no nos avejentamos mentalmente. Sólo le veo el lado positivo.
Efectivamente, el sentido original de esta palabra griega es 'punto álgido'.
Pero hay que tocar fondo y coger carrerilla para hollar esta cima.
¡Ánimo! Que ya se está pasando.
Con todo una moraleja: aprendamos la lección: confundir valor virtual con la bolsa llena noconduce a gran cosa.
Gracias Viky. LIA
Aquí las consecuencias de la crisis son menos discernibles que las evidentes del mundo bienviviente.
En el nivel de la macroeconomía estatal seguro que está afectando, y mucho. Las industrias mineras, forestales, etc están reduciendo efectivos a marchas forzadas lo cual es un síntoma claro de que los ingresos por estas materias primas disminuyen en la misma proporción, es decir, el doble drama famoso: repercusión en las arcas -sean privadas o estatales- y repercusión en el mercado laboral -o sea, en personas y hogares-.
Pero si vamos al nivel de la calle, del día a día congoleño, hablar de crisis es casi una broma teniendo en cuenta que lo que no se conoce desde hace tiempo es la bonanza y estabilidad económicas.
Cuentan que hasta los años 90 aquí se vivía bien. Bueno, si lo dicen será verdad. Pero la sensación que uno tiene en la RDC de hoy es que la mal-vivencia y la falta de expectativas (el contestar sistemáticamente "un peu" con un gesto victimista al obligado "ça va?") son algo consustancial al país y resulta muy difícil imaginar que ha habido algo diferente antes.
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