El Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos elabora cada cuatro años un estudio con el que trata de dibujar el escenario internacional a unos 20 años vista. Acaban de publicar sus conclusiones sobre cómo será el mundo en el año 2025.
“El sistema internacional –como se construyó tras la II Guerra Mundial- será prácticamente irreconocible en 2025 debido al auge de nuevas potencias emergentes, a una economía globalizada, y a una histórica transferencia de riqueza y poder económico del Oeste hacia el Este, así como por la creciente influencia de actores no-estatales”.
EEUU ya no será la gran super potencia, sino que existirán varios polos de influencia: habrá que contar con India y con Rusia, pero sobre todo con China, tres países que no parecen admirar el modelo occidental de crecimiento y prefieren el “capitalismo de Estado”. Es probable que los Estados en vías de desarrollo sigan el ejemplo chino. Es decir, crecimiento sin libertad política.
Las nuevas potencias no tienen tan claro para qué sirve trabajar con Naciones Unidas y las demás instituciones supranacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para participar pedirán que se cambien las reglas para tener voz y voto.
Estos expertos americanos auguran escasez de alimentos y de materias primas. Como habrá 1.200 millones de personas más en 2025, aumentará la presión para conseguir esos recursos. El control por los recursos podría derivar en nuevos conflictos bélicos.
Africa subsahariana seguirá siendo la región del mundo más vulnerable. “Aunque cada vez habrá más demanda global de materias primas, y Africa será el gran proveedor, es poco probable que las poblaciones locales experimenten alguna ganancia económica. Los grandes beneficios que proporcionarán los altos precios de las materias primas podrían enrocar a los Gobiernos corruptos o simplemente mal preparados”.
En 2025 no habrá desaparecido el terrorismo. Su capacidad para reclutar estará debilitada, porque el crecimiento económico en Oriente Próximo. Sin embargo, los terroristas tendrán acceso a tecnologías más mortíferas.
Se producirá una transición a nuevas fuentes energéticas, del gas y el crudo a biocombustibles y energías limpias. Para 2025 la transición se habrá completado. Eso quiere decir que países excesivamente dependientes de la producción de crudo y de gas entrarán en una etapa de declive, si no son capaces de diversificar su economía. ¡Atención Venezuela y los países del Golfo!
Aunque cuidado… El estudio predice acontecimientos probables, pero no es un oráculo. Como el futuro no está predeterminado, conocer hacia dónde nos llevan las políticas actuales abre vías para corregirlas y construir otro futuro.
“El sistema internacional –como se construyó tras la II Guerra Mundial- será prácticamente irreconocible en 2025 debido al auge de nuevas potencias emergentes, a una economía globalizada, y a una histórica transferencia de riqueza y poder económico del Oeste hacia el Este, así como por la creciente influencia de actores no-estatales”.
EEUU ya no será la gran super potencia, sino que existirán varios polos de influencia: habrá que contar con India y con Rusia, pero sobre todo con China, tres países que no parecen admirar el modelo occidental de crecimiento y prefieren el “capitalismo de Estado”. Es probable que los Estados en vías de desarrollo sigan el ejemplo chino. Es decir, crecimiento sin libertad política.
Las nuevas potencias no tienen tan claro para qué sirve trabajar con Naciones Unidas y las demás instituciones supranacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para participar pedirán que se cambien las reglas para tener voz y voto.
Estos expertos americanos auguran escasez de alimentos y de materias primas. Como habrá 1.200 millones de personas más en 2025, aumentará la presión para conseguir esos recursos. El control por los recursos podría derivar en nuevos conflictos bélicos.
Africa subsahariana seguirá siendo la región del mundo más vulnerable. “Aunque cada vez habrá más demanda global de materias primas, y Africa será el gran proveedor, es poco probable que las poblaciones locales experimenten alguna ganancia económica. Los grandes beneficios que proporcionarán los altos precios de las materias primas podrían enrocar a los Gobiernos corruptos o simplemente mal preparados”.
En 2025 no habrá desaparecido el terrorismo. Su capacidad para reclutar estará debilitada, porque el crecimiento económico en Oriente Próximo. Sin embargo, los terroristas tendrán acceso a tecnologías más mortíferas.
Se producirá una transición a nuevas fuentes energéticas, del gas y el crudo a biocombustibles y energías limpias. Para 2025 la transición se habrá completado. Eso quiere decir que países excesivamente dependientes de la producción de crudo y de gas entrarán en una etapa de declive, si no son capaces de diversificar su economía. ¡Atención Venezuela y los países del Golfo!
Aunque cuidado… El estudio predice acontecimientos probables, pero no es un oráculo. Como el futuro no está predeterminado, conocer hacia dónde nos llevan las políticas actuales abre vías para corregirlas y construir otro futuro.
1 comentario:
Muy interesante, aunque no sé si esos estudios sirven para algo.
Publicar un comentario